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MICRÓPOLIS / Por Bertoldo Velasco Silva – Las del PAN, dirigencias partidistas híbridas y sin una identidad netamente sudcaliforniana

MICRÓPOLIS / Por Bertoldo Velasco Silva

 

Las del PAN, dirigencias partidistas híbridas y sin una identidad netamente sudcaliforniana, así tengan 25 años de militancia.

En Baja California Sur, ha habido procesos electorales que han marcado su propia historia. Uno, fue en el año de 1999, con el ascenso al poder de Leonel Efraín Cota Montaño al romper la hegemonía del entonces priismo sudcaliforniano. Leonel, por cierto, fue abanderado por la coalición de partidos de la Revolución Democrática y del Trabajo. Igual en esa época, toda esa generación de políticos priistas, culparon de la dolorosa derrota al abogado Antonio Benjamín Manríquez Guluarte, entonces candidato a la gubernatura por el tricolor. Y desde esa fecha, el Partido Revolucionario Institucional no ha recuperado -23 años para ser exactos- el poder gubernamental. Mientras que la entidad, ha transitado políticamente del PRD por un lapso de 12 años y luego, 10 años 5 meses de un panismo híbrido -todos surgieron primero del PRI, luego huyeron al PRD-, por no tener una identidad ideológica propia, puesto que Carlos Mendoza surgió del PRI pero le fue fácil brincar al PAN, desde donde impulsó su gobierno.

Al parecer, la historia se repitió en el pasado proceso electoral del 6 de junio del 2021 tras el triunfo de Morena que desbancó del poder a ese panismo híbrido, donde sus dirigencias partidistas, sin una identidad netamente propia -la mayoría de ellos son de origen michoacano- quienes vinieron a vivir en el glamour que les permitió su líder moral Carlos Mendoza.

En el 2021, durante el proceso electoral, empieza un quebranto político en las estructuras políticas por la salida de panistas de viejo cuño, a quienes se les vio en una avanzada a favor del partido gobernante hoy en día en BCS. Esta circunstancia fue originada por la imposición que hizo el entonces gobernador del estado Carlos Mendoza Davis a favor de su tocayo y protegido (era intocable) el entonces poderoso jefe de la oficina del ejecutivo estatal Carlos Rochín Álvarez al frente del Comité Estatal del PAN.

Obvio decir que esta sobreprotección de Mendoza Davis en favor de Rochín Álvarez, como de esa imposición al frente de dicho partido no fue aceptada por el panismo sudcaliforniano, a pesar del nivel de votación interna que registró hace 3 años el propio Rochín en esa elección interna, quien para conseguir esos sufragios su “equipo de colaboradores” -también enviados por su tocayazo del alma el mismísimo gobernador-, le trabajaron muy bien para que los panistas “voluntariamente” sufragaran a favor del favorito de Mendoza.

En esos tres años, el panismo sudcaliforniano registró en su dirigencia, la misma soberbia, altanería y prepotencia que desde el poder se sentía, por eso Carlos Rochín no tuvo la aceptación de ese panismo histórico, aunado la falta de oficio de este seudo dirigente, ante su miopía de observar la salida de cuadros distinguidos de su partido poco o nada hizo para contener la avalancha migratoria hacia Morena, que por cierto, los acogió de buen agrado.

Pero esa breve historia tiene sus orígenes desde la llegada de Herminio Blanco, Rigoberto Mares Aguilar, Javier Bustos, Carlos Rochin, y hoy en día, Guadalupe Saldaña, la senadora, a quien por cierto, no se le ven espolones políticos para que la historia que vivió en su tiempo el PRI, no se repita. Un panismo desquebrajado, totalmente desarticulado, conociéndola poco o nada habrá de hacer para evitar aniquilar el poco panismo que aún queda, porque lo más pesado se habrá de dar en este año 2022, en donde muchos cuadros panistas de viejo cuño, también habrán de abandonar a este instituto político. Caso concreto, ayer, la salida del PAN de Doña Delia Baro, quien después de 30 años de militancia, abandona ese partido, precisamente por esa soberbia, altanería, prepotencia y abandono de esta híbrida dirigencia panista. Doña Delia Baro, no se va sola, se lleva a toda su familia y abandona para siempre al partido por el que luchó por 30 años. Vaya tropezón de la dirigencia encabezada por Guadalupe Saldaña, Y así como doña Delia, muchos seguirán ese camino.

Mucha culpa de esto la tuvo el pasado gobernador Carlos Mendoza Davis, donde él imponía a su dirigencia de manera antidemocrática, aunque hubo procesos internos “democráticos” colocaba a sus incondicionales -o alfiles como se les dice ahora-, caso contrario en Morena, había procesos internos en donde triunfaba quien menos pensaba, en la cual las bases morenistas eligen democráticamente, mientras que en Acción Nacional era todo lo contrario.

De estos dirigentes señalados, insistimos, el más nefasto para el panismo sudcaliforniano, lo fue Carlos Rochín, quien en muchas ocasiones tenía en total abandono a su partido, probablemente porque se dedicaba más a atender asuntos de su jefe político que lo propio de la dirigencia que tenía en el encargo, que probablemente, esta excusa haya sido, por esa poca atención, fuera una de las causas de la derrota que les causó Morena en el 2021.

No debemos olvidar que mucho influyó también, la soberbia y la arrogancia del gobernante estatal, de funcionarios de ese gabinete y del mismo dirigente estatal del PAN hacia la ciudadanía y la propia militancia panista. Tampoco debemos olvidar que muchos de los integrantes del gabinete, eran gente de otras entidades del país, que no coincidían con la idiosincrasia del sudcaliforniano.

Mucho se le ha criticado a la actual dirigente estatal del PAN por parte de la militancia panista, el hecho de que cómo Carlos Rochín la actual dirigente se mantendrá alejada del panismo debido a su cargo como Senadora, espacio donde ella le va a dedicar más tiempo, pero además, tiene la misma particularidad de desoir al panismo, y esa responsabilidad de atenderlos, lo dejó en manos de su secretario general Javier Bustos, lo que implica una falta de respeto por quienes al interior del PAN, sufragaron por ella.

¿Cómo entonces la actual dirigencia del PAN va a pretender unificar a los que votaron en contra, ese casi 50 por ciento de militantes que no votaron por ella?

Pero lo peor viene como se sabe, cuando se elige a un dirigente, si esta cuenta o no con la mayoría del apoyo de los militantes, si cuenta con un respaldo moral de la base para hacer frente a los opositores. Luego entonces, no cuenta la senadora Lupe Saldaña, a la postre dirigente estatal del PAN, con la suficiente fuerza política para representar a los panistas como una voz de oposición.

Por cierto, Lupita Saldaña, en su dirigencia, con los escasos espacios políticos ganados en el congreso local, habrá de perderlo al paso que va, por lo que se augura que para el 2024, no habrán de ganar ningún cargo de elección popular, que como ya mencionaba, por esa falta de oficio político y de acercamiento con las bases, sentimiento que fue ratificado durante el proceso interno que vivió el partido para elegir a su dirigencia estatal.

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