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Micrópolis Por Bertoldo Velasco Silva ¡La traición de Milena Quiroga!

Micrópolis Por Bertoldo Velasco Silva

 

¡La traición de Milena Quiroga!

 

Junio 01 del 2020

 

Como llegaron al congreso local los actuales diputados de Morena, sin hacer una campaña política, ni desgastarse la suela de los zapatos caminando calles, visitando a la gente casa por casa, desconociéndose de mítines políticos, si acaso escasas reuniones, vaya hasta el entonces dirigente estatal del movimiento, Arnoldo Rentería Santana, tenía que ir hasta las casas de los candidatos para sacarlos casi a la fuerza y arrastrarlos a realizar la obligada labor se proselitismo, porque sabemos que llegaron al congreso por obra y la gracia protectora del manto AMLO y Morena, que no por méritos propios.

¿Quién no se acuerda que al inició de los trabajos de la actual legislatura, existió una trilogía de terror en el congreso comandada por los diputados Esteban Ojeda Ramírez, Homero González Medrano y Milena Quiroga Romero, esta última por cierto, presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del congreso en su primer periodo y quien insistentemente proclamaba como bandera política la famosa austeridad republicana que rayaba en lo franciscana, imitando con ello al presidente electo, en ese entonces, López Obrador, llenándose la boca cuando lo gritaba a los cuatro vientos?.

Fue la misma diputada que en su periodo como Presidenta de la Junta de gobierno y Coordinación Política, fue llamada como “la presidenta de gustos exquisitos” por la compra de sus chocolatitos, los ramos de flores, los pistaches de marca, tanto para ella como para enviarlos como regalo para sus amigos, que ojo, adquiridos con recursos del Congreso, de ese dinero que les llega vía impuestos que el pueblo paga, pero que nunca, fueron del gasto de su propio bolsillo, gastos que representan un monto promedio mensual de  45 mil pesos.

Independiente de esto, también fue la que le otorgó a un familiar directo del dip. Esteban Ojeda, la autorización para la compra de equipo de oficina, de cómputo e insumos de papelería y demás, con un sobre precio que va del 50 hasta el 100 por ciento, obviamente, sin licitación alguna, lo que a todas luces se puede considerar como un delito, una acción de tráfico de influencias para favorecer a su colega Ojeda Ramírez y beneficiar a la cuñada de este, que facturaba al Congreso sumas por el orden de los 2 millones de pesos, delitos que siguen en la mayor de las impunidades.

Caso curioso el que estos 3 diputados forman parte del flamante y decaído equipo político del coordinador federal del los Programas de Bienestar Social del gobierno federal, cuyo titular es el profesor Víctor Castro Cosío, mejor conocido como “El Puchas”, quien por cierto, anda buscando que la diputada Milena Quiroga Romero, su protegida o ahijada política, sea la candidata morenista a la alcaldía de La Paz.

Dice el dicho que para merecer, hay que demostrarlo, y la ahijada política de Castro Cosío, es considerada como una de las diputadas con menor productividad legislativa, ya que el segundo año de trabajo en este congreso, prácticamente se la pasó, como dicen en mi pueblo, “nadando de a muertito”, porque no hizo absolutamente nada, ¿y así pretende ganarse la confianza de los ciudadanos?

Por otro lado, y más reciente aún, fue muy sonado y creo que hasta causó estupor, la traición que cometió Milena Quiroga no solo a ese trio del cual forma parte con Esteban Ojeda y Homero González, sino al grupo de los trece diputados, quienes desde que se dividió el congreso en dos grupos -en uno de ellos participa junto con otros doce-, decidieron no cobrar sus respectivas quincenas para no validar al grupo de los ocho. Se supone, mes y medio de sueldo. Pero la legisladora morenista Milena Quiroga Romero, traicionó la confianza de sus colegas y ella, sin un ápice de vergüenza, recibió los pagos de manera oportuna vía transferencia bancaria.

Son muchos los hechos que ponen en entredicho la lealtad de Milena Quiroga, no solo al interior del grupo morenista, sino a la sociedad sudcaliforniana. Por una parte, los “gustitos onerosos” que se daba como Presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Estado, pagados con recursos del erario, es decir, del dinero de los contribuyentes; la poca actividad legislativa en favor de la población, el cobijo que le dio a su colega Esteban Ojeda para que cometiera un conflicto grave de intereses que le costó al erario más de 2 millones de pesos; el proponer leyes a modo, para beneficiar a sus familiares, y ahora, esta traición al grupo morenista en medio de un conflicto legal que se dirime en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Sí así traiciona al pueblo sudcaliforniano con su escasísima labor legislativa y también a sus colegas, ¿con qué cara saldrá de esta legislatura y también, con qué calidad moral saldrá, como bien se sabe que quiere ser candidata a la alcaldía de La Paz, a buscar la confianza del pueblo?

¿Dónde está la tan pregonada honestidad valiente que proclamaron como lema de campaña para llegar al Congreso local? Todo concluye en un gran engaño y en una gran traición.

 

 

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