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Micrópolis Por Bertoldo Velasco Silva – AMLO, ante la crisis, una decepción para México

Micrópolis Por Bertoldo Velasco Silva

 

AMLO, ante la crisis, una decepción para México

 

Abril 06 del 2020

Ayer, al concluir el llamado “cuarto informe” del Presidente López Obrador, aunque la Constitución señale que es uno anual cada primero de septiembre. Un acto en el que se esperaba que el primer mandatario del país por fin saliera del guión de las mañaneras y tomara una actitud de líder del país, ante la mayor crisis de la historia de México. Que con un mensaje claro nos hiciera olvidar de la grave y desafortunada expresión de que la crisis del coronavirus le vino “como anillo al dedo a su transformación”, una frase que quedará para la historia de la ignominia gubernamental mexicana.

En lugar de ello, llegó solo a la tarima, mandando, él que tanto goza del lenguaje de las formas, un mensaje de que es el único que manda, el dueño de la escena, que nadie más que él, posee la única y la última palabra. Deja claro el absolutismo del Tlatoani, la representación del iluminado bajo la sombra de Juárez y Madero.

Empero, el mensaje real fue de pequeñez presidencial, como alguien lo señaló, “un enorme patio para una mente tan pequeña”. Hoy en Palacio Nacional, lo que fue ostensible fue la soberbia y la ceguera presidencial. Por eso el peso mexicano en el mercado internacional de mayoreo cayó fuertemente durante el discurso presidencial.

Quienes esperábamos que desde ese lugar mandara un mensaje de aliento a 128 millones de mexicanos, volvimos a escuchar su discurso revanchista, el de cada mañana y el de cada discurso, como en campaña, cargado de resentimiento social, de ajuste de cuentas, bravucón y señalando a quienes no piensan como él de neoliberales y conservadores. Nada nuevo, pues.

El Presidente dejó claro en su discurso que minimiza la crisis, al llamarle casi despectivamente “crisis transitoria”. No debiera sorprendernos, pero duele y descorazona que México, en su hora más aciaga, no cuenta con el líder republicano que necesita, que una, y que tenga que ser nuevamente la sociedad, por sí sola, la que tenga que salir adelante.

Ayer, el presidente habló de neoliberales, neoporfiristas, repitió sus tesis juaristas y lecciones de historia patria de secundaria. En lugar de eso, hubiéramos querido escuchar cuántos ventiladores, cubrebocas y pruebas se han comprado para enfrentar las desgracias que se avecinan. Tuvo tres meses para prepararse.

Eso no mencionó. Y no es por preocupar, pero el problema sigue escalando, a pesar de que es notorio que hay un subregistro, Ayer, se reportaron 2,143 casos, 253 más que anteayer. Tampoco ninguna mención al INSABI y su sistema de salud “como en Dinamarca”, cuando la realidad ha desnudado el desmantelamiento del Seguro Popular y el despido de miles de médicos y enfermeras que hoy se buscan contratar desesperadamente.

En el análisis del mensaje presidencial, preocupan muchas cosas. Preocupa la demagogia rayana en el cinismo y que las propuestas para enfrentar la crisis se basen en recetas que solo tienen como base regalar, regalar y regalar. Como si los recursos del país fueran infinitos.

Preocupa que no haya habido una propuesta específica para apoyar y reactivar a la pequeña y mediana empresa, el motor principal de la economía nacional. Al contrario, siguió el tono agresivo contra cualquier idea de apoyos o diferimientos, con el consabido argumento de que ya no habrá más rescates, cuando lo que se pide son facilidades de pago. No habrá empleo ni bienestar real sin empresas.

En el mensaje del informe, es deplorable la falsedad de muchas afirmaciones, porque el gobernante ante una crisis de esta envergadura debe hablarle con la verdad a su pueblo, por más dura que ésta sea, como Winston Churchill que en la desgracia le prometió sangre, sudor y lágrimas al pueblo inglés, como paso necesario a la victoria.

Del resumen de propuestas planteadas por el Presidente y sus contradicciones con la realidad podemos citar algunas:

No aumentar el precio de los combustibles.  Señalar que redujo el precio de la gasolina es un exceso de demagogia, porque todos sabemos que es producto del precio del petróleo. ¿No se da cuenta del absurdo que dijo?

Apoyo a 190 mil pescadores. Una falsedad, porque este gobierno redujo los apoyos a la actividad pesquera en más del 60%. Lo mismo cuando se refirió a los apoyos a los productores agropecuarios, cuando crece la inconformidad en el campo.

No se aumentarán impuestos. Eso no depende del presidente, sino del Congreso de la Unión, por lo cual no puede ser parte de un plan de emergencia. Eso fue el discurso de campaña de 2018.

Tiempos oficiales se entregarán a medios de comunicación. Lo que constituye un patrimonio del estado mexicano se intenta regalar a las estaciones de radio y televisión, incluyendo a Televisa y a Ricardo Salinas Pliego, porque los van a necesitar ante la baja de las encuestas. ¿No que la lucha era contra la mafia del poder?

Siguen en marcha los megaproyectos como Santa Lucía, Tren Maya y Dos Bocas. Cuando el país necesita de todos sus recursos para enfrentar la crisis, el presidente insiste en construir estos elefantes blancos como monumentos faraónicos a su ego.

65 mil millones a Pemex. Insiste en seguir inyectando dinero a Pemex, a pesar de que la realidad del mercado mundial nos indica que vamos en sentido contrario, y además de que su gobierno sigue golpeando a las energía limpias.

Programas sociales de apoyos para 22 millones de personas. La eterna confusión del presidente de sólo regalar dinero, en lugar de generar empleos; no entiende la diferencia entre estos conceptos. La realidad es que no hay apoyo a la producción, a la planta laboral, a impulsar la economía. Sólo se piensa en fortalecer su base electoral y no en el desarrollo nacional.

En 9 meses se crearán 2 millones de empleos. ¿Cómo? ¿De qué manera? ¿Dejando a sus suerte a las Mipymes, al sector turístico y en general a la empresa mexicana? ¿Ahuyentando la inversión cono en Constellations Brand?

Se dejará sin aguinaldo a los funcionarios federales. ¿Sabrá el presidente que eso es una prestación laboral prevista constitucionalmente? ¿O sea que el presidente tiene derecho a violar la Constitución?

En resumen, el mensaje presidencial no está conectado con la realidad; no hay empatía en ninguna de sus líneas, como no la ha habido con los feminicidios, con los niños y mujeres con cáncer, con las mujeres violentadas, con las estancias infantiles desaparecidas, con la violencia machista que agobia a las mujeres.

Después de esta reiteración de argumentos, llamado “informe”, queda una desazón y una honda preocupación por la situación del país, porque no hay capacidad ni voluntad presidencial para enfrentarlo. Su mención y su intento de comparación a Roosevelt quedó como un grotesco autoelogio, porque si aquel supo crear un New Deal para la salvación de su país, López Obrador no plantea nada, sólo demagogia y cargada de lugares comunes.

Ayer escuchamos el mensaje presidencial más deleznable de la historia. Ni siquiera López Partillo perorando sobre su defensa del peso como un perro, rayó tanto en la demagogia y el absurdo. Hay un autismo de gobierno. Hoy constatamos que el presidente vive en un mundo que no es el de los mexicanos.

Hoy, el presidente dejó ir la gran oportunidad de convertirse en el líder que México necesitará en los próximos meses.

Hoy, los mexicanos quedamos más preocupados que nunca.

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