Los que le faltaron a Armando; La Paz que queríamos
La charla Por Jesús Leyva M.
- Tuvo todo para destacar, su mayor logro, pagar la nómina
- La debacle de su administración la propició su principal operador y desertor, Isidro Ibarra
- Cuando pudo concluir mejor su administración, nuevamente dos figuras le dieron el tiro de gracia
Para muchos, el 30 de septiembre del 2015, parecía la mejor oportunidad que tenía Armando Martínez de iniciar una nueva etapa en la administración municipal, por dos razones: Una, tenía un gobernador que le daba su respaldo, y dos, un Congreso a modo, y si sumamos una tercera y externa, lo que hiciera iba a destacar sobre su antecesora Esthela Ponce, que había dejado una administración plagada de corrupción y con una popularidad por los suelos.
Una alcaldía te clava o te catapulta.
Por el sólo antecedente de recibir una administración temblando por traiciones al pueblo (haber votado el uso de suelo para la minera “Los Cardones”) o por constantes retrasos en los sueldos, así como un sinnúmero de desvíos de recursos federales, hacían parecer que Armando Martínez se dirigía en caballo de hacienda a realizar con gran éxito su administración.
Inició bien, desconociendo el acta de Cabildo de uso de suelo de la minera, lo que le dio el reconocimiento de los paceños.
Su principal operador y amigo, isidro Ibarra, fue el encargado de crear una crisis al interior de la administración, ya que se autodenominaba “el que manda”, derivado a la indiferencia y tibieza de Armando, por dos años Ibarra Morales amedrentó a los funcionarios municipales, amenazándolos y presionándolos hacer lo que él indicaba, entre ellos los trabajos sucios y que dejan dinero mal habido.
Ibarra Morales salió por piernas, cuando quiso controlar el Cabildo para perder una demanda millonaria, tratando de presionar a su modo a los regidores y síndica municipal, todo parecía que Armando asumiría el control y ahora sí se fajaría los pantalones.
No fue así, llegaron dos personas una vez más que lo volvieron a clavar, sus nombres Juan Carlos González Bareño, secretario general y Adrián Calderón, tesorero, el primero operador político al interior, que con sutileza se manejó al todavía alcalde con espejismos, el segundo encargado de los dineros.
Juan Carlos González, se encargó de mover políticamente el gabinete, ante la indiferencia de Armando, pero lo siguió clavando, su imagen siguió cayendo y los problemas y jaloneos al interior no cesaron. Deslealtades al jefe, por la soberbia de poder.
Adrián Calderón, de quien se sabe, es el encargado de los dineros, quien tiene la fina costumbre de cobrar el 25 por ciento de diezmo y sólo reportar el 10, fue denunciado por muchos de los proveedores, pero lo único que ganaron es salir del padrón de proveedores del XV Ayuntamiento de La Paz, antecedente que fue denunciado en diversas ocasiones también cuando administraba el CECYTE.
Quisieron mover sus barajas para operar programas y manejo de recursos estatales, federales y propios, para sus propios intereses, vendiéndole ilusiones y el clásico vamos bien a Armando, a quien cada vez lo hundían en la ignominia social.
En campaña, en el pasado proceso, ya peleaban y repartían los puestos para seguir montados en el caballo de la democracia en el municipio paceño, causaron una serie de problemas y confrontaciones con el equipo del equipo de Marco Puppo, de eso en otra entrega platicaremos a detalle de las intrigas y deslealtades.
¿Qué le faltó a Armando? Sí, eso que se está imaginando, el poder se hizo para ejercerse, oportunidades pocas en la vida y no fue él el problema, fue quienes lo rodearon, por que él lo permitió, a unos días de que concluya su administración, el principio, no se parece en nada, a las expectativas del inicio, lo recordaremos por que pagó puntual la nómina, que ha decir verdad, esa es la obligación patronal.
La Frase de hoy
“Dime con quien te juntas y te diré quien eres” dicho popular
