45 años del Huracán Liza, la peor tragedia en BCS
* Sin tocar tierra en la entidad, sus efectos de lluvias dejaron una estela de muerte y desolación en la población; pasó a 100 kilómetros de La Paz pero a su paso dejó más de 137 mm de agua en menos de 24 horas en la cañada de “El Cajoncito”
* La segunda mayor tragedia en México, sólo por debajo del terremoto de 1985 en la ciudad de México.
Jesús Leyva Murillo
Este 30 de septiembre, se cumple 45 años de la mayor tragedia en Baja California Sur, cuando sin tocar tierra en territorio sudcaliforniano, el Huracán “Liza” que pasó a 100 kilómetros sobre el Golfo de California dejó efectos de lluvia y vientos en la ciudad de La Paz con niveles históricos de volúmenes de agua que propició que se saturara el represó de la cañada del arroyo de “El Cajoncito» que al reventar provocó la muerte de 600 personas en la cifra oficial, pero según testigos, fueron más de 10 mil muertos, ya que muchos ciudadanos y familias completas nunca aparecieron.
El huracán “Liza” dejó precipitaciones pluviales que en menos de 24 horas acumuló 137 mm de agua de lluvia que estableció un máximo histórico en La Paz, provocando la capacidad del represó del Cajoncito, que al reventar, sin control corrió por la ciudad de La Paz llevándose a su paso vidas de miles de ciudadanos, que pese a que desde horas antes se les informó que por el riesgo de inundación tenían que salir de sus hogares, omitieron hacer caso a las recomendaciones de las autoridades, ya que existieron brigadas apoyadas por el Ejército Mexicano para evacuar las zonas susceptibles, quienes al quedarse en sus hogares en la zona alta de la ciudad, al reventarse o ser reventado, ya que existe la versión que fue dinamitado, para causar menos daño a la zona central de la ciudad y con ello controlar el desfogue, haciendo que se perdieran vidas y un tercio de las viviendas que en ese entonces existían en la ciudad de La Paz.
La noche previa y madrugada del 30 de septiembre fue la noche más larga para los sudcalifornianos, cuando la población de La Paz no llegaba a los 28 mil pobladores, que en esas cruciales horas escucharon, dicen los testigos, un fuerte estruendo y por toda la ciudad se escuchaba la corrida de agua y piedras, además que los que vivían cerca de la zona afectada, escucharon los gritos de desesperación de miles de personas que eran arrastrados por las aguas broncas.
El huracán “Liza” que aun cuando no tocó tierra sudcaliforniana, al pasar cerca de Baja California Sur (a 100 km) por el golfo de California sus vientos alcanzaron la categoría 4 en la escala de Saffir-Simpson con vientos de 220 kilómetros por hora, muy superior a los vientos que generó el huracán “Odile” en la temporada actual en 2014 que tocó tierra en el municipio de Los Cabos en categoría 3, incluso el huracán “Liza” superó precipitaciones por más de 20 años en más de 12 huracanes que pasaron por tierras sudcalifornianas.
En 1976, el huracán “Liza” fue a impactar en las costas de Sinaloa, muy cerca de Los Mochis, en donde dejó a su paso inundaciones y destrucción, con ello muertes, pero nunca cercano a la masacre suscitada en tierras sudcalifornianas.
Los evacuados, que hicieron caso de salir de sus hogares, fueron albergados en Escuelas e instituciones públicas, que al regresar a buscar sus hogares encontraron un desierto con un silencio poco común en la ciudad.
Los cuerpos de los fallecidos, que fueron localizados semi-enterrados o en medio de los escombros, que fueron más de 600, fueron llevados para su reconocimiento al estadio Arturo C. Nahl, de muchos nunca se supo su paradero, se estima que quedaron enterrados en la corrida del arroyo y otro tantos fueron a dar a la bahía de La Paz, por ello la versión que fueron miles y familias completas que se perdieron.
Muchos de los cuerpos llevados al improvisado anfiteatro, en el estadio de béisbol, nunca fueron reclamados, que por el riesgo de epidemias y contaminación del ambiente, fueron enterrados en una fosa común instalada en el panteón de los “San Juanes” que a 45 años de la tragedia aun sigue siendo el monumento a la mayor tragedia en esta media península.
Existe un antes y un después en Baja California Sur del ciclón “Liza” que ante la tragedia ha creado una nueva cultura de protección civil en la entidad y propició la construcción de infraestructura de protección a la ciudad capital, Baja California Sur que en ese entonces era gobernada por Ángel César Mendoza Arámburo y siendo presidente municipal de La Paz. Jorge Santana González, no sólo coordinaron los trabajo de retiro de escombros y cuerpos sin vida de las calles, sino iniciaron un proyecto hídrico estatal, que permitió construir años después, ya en la gestión de Alberto Andrés Alvarado Arámburo, la presa de la “Buena Mujer” para controlar el desfogue de aguas pluviales, además de la construcción de bordos de protección a la ciudad, que permite la corrida controlada de las aguas broncas, para llegar hasta la bahía de La Paz.
Este precedente que costó miles de vidas en la población paceña, tuvo una repercusión de cultura de protección civil en la población en Baja California Sur, quienes hoy por hoy toman en cuenta las indicaciones de las autoridades, ante la presencia de fenómenos meteorológicos, bajo protocolos establecidos en donde un Consejo Estatal de Protección Civil coordinado por los tres niveles de gobierno, participan en el desalogo, traslado, refugio, resguardo y atención alimentaria a la población en refugios públicos establecidos, principalmente en planteles educativos en el territorio estatal.
Esta mala experiencia, ha sido motivo de recuerdo en cada huracán o efectos de lluvias fuertes, alertando en la población a no cruzar arroyos y creando una nueva cultura para desalojar viviendas endebles o susceptibles a inundación, principalmente instaladas en zonas bajas o invasiones.
Aun cuando nunca se conocerá la cifra exacta de muertos, es el huracán “Liza” quedará en la mente de los habitantes que sobrevivieron a este embate, pero se ha transferido a las nuevas generaciones e incluso a quienes han llegado al estado en busca de una mejor vida, advirtiéndoles del riesgo que representan vivir en la segunda entidad con mayor incidencia ciclónica del país, que año con año sufre el efecto de huracanes en el pacífico mexicano.
